Infección de las vías urinarias

La infección de vías urinarias es uno de los problemas médicos más comunes y de las infecciones de mayor incidencia en la población de adultos mayores, que puede llegar a presentar complicaciones.

Infección de vías urinarias, o IVU, es el término que se usa para una variedad de condiciones clínicas, que incluyen desde la presencia asintomática de bacterias en la orina, hasta la infección severa del riñón (pielonefritis) que puede acompañarse o no, de sepsis.


La infección de vías urinarias es uno de los problemas médicos más comunes y de las infecciones de mayor incidencia en la población de adultos mayores, que puede llegar a presentar complicaciones. Dependiendo de la población, el riesgo es mayor o menor. Por ejemplo, se estima que entre un 12% y un 30% de los adultos mayores institucionalizados (en hogares geriátricos) puede desarrollar una IVU cada año. Hasta un 27% de los adultos mayores con diabetes suelen tener una bacteriuria asintomática, que puede o no, requerir tratamiento. En cuanto a la pielonefritis, se estima que anualmente se presentan más de 250.000 casos por año, de los cuales hasta un 40% requieren hospitalización. Debido a estas altas cifras, el diagnóstico y el tratamiento correcto de una IVU es esencial para limitar la morbilidad y mortalidad asociada, y evitar el uso prolongado e innecesario de antibióticos.


Hay cuatro vías de entrada de las bacterias al tracto urinario. Se considera que la principal es la vía ascendente; los restantes son la vía hematógena, linfática y por extensión directa. El médico tiene un rol importante al explicarle a los pacientes estas vías. Las mujeres deben saber que la anatomía femenina (la proximidad entre la uretra y el recto, que se suma a la naturaleza corta de la uretra en las mujeres) y los cambios hormonales propios de la edad, predisponen especialmente a la mujer a infecciones urinarias mas frecuentes. Se debe hacer énfasis en el aseo genital, que debe ser de adelante hacia atrás.


Es importante que el médico les comunique a los pacientes los factores de riesgo establecidos para desarrollar una infección de vías urinarias, para que se puedan tomar las medidas de prevención a las que haya lugar. Algunos factores que predisponen en los adultos mayores y que vale la pena mencionar, son la actividad sexual (en especial si hay una pareja nueva), los cambios hormonales, una IVU previa, la incontinencia urinaria, el uso de catéter, la urolitiasis, la hiperplasia prostática benigna, la impactación fecal, el cistocele (en las mujeres), el pobre higiene de la zona genital, comorbilidades como la diabetes y la demencia; los estados postquirúrgicos que incluyen reposo absoluto o inmovilidad y algunos medicamentos anticolinérgicos como los utilizados para la enfermedad de Parkinson, los antihistamínicos y algunos psicotrópicos.


Un punto clave en la educación del paciente, es hablar de los signos y síntomas que se pueden presentar con una infección de vías urinarias. Los síntomas más comunes son la disuria, polaquiuria, pujo y tenesmo vesical, fiebre, incontinencia, hematuria, cólico abdominal bajo, náuseas y vómito. El dolor en los flancos, la alteración de la conciencia, escalofrío y sudoración nocturna hacen sospechar una infección más severa.


Si se sospecha una infección de vías urinarias, se harán pruebas diagnósticas, adicional a la historia clínica y examen físico. Se le debe indicar al paciente que se requiere de una muestra de orina y se debe indicar cómo evitar que se contamine la muestra. La muestra de orina se tomará para un parcial de orina y un cultivo. De igual forma, si hay necesidad de exámenes adicionales (imagenología o cistoscopia), se debe orientar al paciente acerca del examen que se le solicita.


Los resultados del laboratorio pueden variar, según el grado de compromiso. De manera típica el uroanálisis puede evidenciar proteinuria y hematuria (debido a la inflamación y lesión causadas por la infección) y nitritos positivos. Los gérmenes que se encuentran en el cultivo más comúnmente son E coli, Klebsiella, Gonococcus y Chlamydia. En pacientes que tienen sonda vesical de manera prolongada, también es frecuente el hallazgo de Staphylococcus, Streptococcus, Enterococcus y de Candida.


En cuanto al manejo de la IVU, se le debe indicar al paciente que debe tomarse el antibiótico como se formuló. Adicionalmente, se debe aconsejar el consumo abundante de agua.


Como medidas preventivas, se deben recomendar cambios en los hábitos higiénicos como orinar antes y después de la actividad sexual, mantener una adecuada hidratación, tomar duchas en vez de baños en tina y limitar el uso de sprays o talcos genitales. El jugo de arándano ha probado ayudar a prevenir las infecciones urinarias recurrentes.


Finalmente, los pacientes deben contactar a un médico si a pesar del tratamiento no mejoran o presentan sintomatología de pielonefritis.



Referencias:

  • Smith, D. R., Tanagho, E. A., & McAninch, J. W. (2008). Smith's general urology. Lange Medical Books/McGraw-Hill.
  • Cohen K, Frank J & Israel I. UTIs in the geriatric population challenges for clinicias. Medscape. 2011. Last accessed: April 20, 2017.